Un guiño para dar a entender que hablo en broma, el signo de victoria con los dedos índice y corazón, llevarse estos mismo dedos a los labios para pedir un cigarro son expresiones de ostensión, es decir, son gestos que el emisor de un mensaje utiliza para guiar la interpretación del receptor. Se trata de utilizar la comunicación no verbal en forma de acción cinésica para reclamar la atención del interlocutor y darle a conocer algo relevante, algo que no entenderá por las palabras que uno dice sino por la expresión o gesto que acompaña a lo que se dice o, simplemente, por lo que dicha comunicación no verbal implica en un contexto comunicativo.
Vemos signos de ostensión todos los días en la televisión, en especial, realizados por deportistas. Por ejemplo, si un futbolista se lleva el dedo pulgar a la boca después de meter un gol o mueve los brazos como si acunara a un bebé, quiere decir que dedica el gol a su hijo.
Igualmente el ciclista Alberto Contador utiliza un signo de ostensión cada vez que logra una victoria, signo que viene del cine: con el dedo pulgar y el dedo índice simula una pistola y luego levanta el brazo para dar a entender que dispara.
Los guionistas han utilizado la ostensión para crear y hacer más “visible” ciertos personajes. Todos recordamos, por ejemplo, que, cuando Vicky, el vikingo se rasca con el dedo debajo de la nariz es que está a punto de tener una gran idea.
Uno de los signos de ostensión más famosos de la historia del cine fue creado por el actor Jean-Paul Belmondo para la película Al final de la escapada (À bout de soufflé, 1959). Es el gesto de pasarse el dedo pulgar por los labios. Se convirtió en un gesto de seducción, luego imitado por el hombre Martini en toda una serie de anuncios. Además fue parodiado en el filme Austin Powers (1997), donde el Dr. Evil se lleva el dedo meñique a los labios.