martes, 22 de abril de 2014

Formas de la trama I: los arquetipos de Rovy Jonson



 La actividad científica consiste, en gran parte, en poner nombre a las cosas (primer plano, clímax, obturador, atrezo, acotación, actante, encadenado...) y en clasificar (comedia, drama, largometraje, cortometraje, cine infantil,  cine español, cine para mujeres, cine en color...). La primera actividad termina desembocando en el diccionario de términos de una disciplina. La clasificación, en los catálogos. En las humanidades a veces la actividad de clasificar se ha querido llevar al nivel de perfección de las ciencias con su clasificación, por ejemplo, de los animales y las plantas.  Esto es, se ha querido determinar una serie limitada de categorías donde entraría con total precisión cualquier película producida o por producir. En realidad, son intentos fallidos, aunque tienen su interés.



Por ejemplo, diversos estudiosos han intentado clasificar los relatos por la formas de su trama, es decir, en función de las decisiones tomas por el escritor sobre la fábula, los personajes, la situación y el conflicto. Esas decisiones son como los hilos de un tejido: según cómo estén tramados la pieza de tela tendrá un aspecto diferente. La ventaja de efectuar una clasificación desde la trama (sin entrar a valorar la forma discursiva tan diferente que puede adoptar si esa trama es llevada al cine o se convierte en una novela, un cómic, etc.) es que esta clásificación se puede aplicar a cualquier relato independientemente de su manifestación expresiva.

En realidad, todo consumidor de relatos podría ser capaz de establecer su
Tristán e Isolda
propia tipología en función del número de veces que una determinada testura se repite: tramas de acción (el héroe debe resolver un problema), tramas de maduración (el héroe se hace adulto o más experimentado y más sabio), tramas de revelación (el héroe descubre o reconoce algo), tramas de degeneración (el héroe fracasa y termina perdiendo sus ideales), tramas de castigo (el héroe derrota y castiga al villano), trama cínica (el villano triunfa sobre el héroe), trama sentimental (el héroe triunfa tras una serie de desdichas), trama trágica (se produce un vuelco radical a peor en las circunstancias del héroe), etc. 

Aquí vamos a enumerar diferentes tipologías basadas en criterios de clasificación dispares: los arquetipos (en el caso de Rovy Johnson), el arco de transformación, el punto final y la emoción (la clasificación de Friedman) o bien la acción y el personaje (la tipología de Tobias). Dejamos fuera los motivos centrales de Elisabeth Frenzel o las situaciones de Polti. Veremos que, en varios casos, algunas propuestas se repiten. Por ejemplo, la trama de Maduración está en Friedman y Tobias. En otros casos, una misma película, por ejemplo Robocot (1987), podría incluirse en categorías distintas, como el hombre artificial (Frenzel), el héroe incontenible (Jonson), la trama de admiración (Friedman) o la trama de metamorfosis (Tobias).

Lo importante es que, mientras los modelos de la trama pretenden reducir todos los relatos a un mismo esquema narrativo (las funciones, los mitemas, las etapas, los motivos...), las tipologías de la trama que vamos a mencionar en las tres entradas de esta serie parecen indicar que existen varias formas dentro del modelo, una veces contempladas como variantes dentro de un tronco básico y otras definidas como formas diferentes. Pero aquí no nos interesa el debate erudito. Lo importante para nosotros es que las tipologías pueden utilizarse como herramienta a la hora de componer la trama. Son una guía para dirigir el proceso de escritura (¿cómo escribir una trama de maduración?) y son un instrumento de diagnóstico en el proceso de análisis que toda escritura lleva implícito (¿qué tipo de trama he escrito?).

Los arquetipos de Rovy Jonson

      
Circe
  
Rovy Jonson, en concreto, señala que todas las obras teatrales se podrían resumir en ocho tramas fundamentales, cada una de ellas designada con el arquetipo que mejor encarna esa trama:

1. La Cenicienta. Trata de la virtud ignorada y finalmente reconocida, como en la telenovela Betty, la fea.

2. Aquiles. Todo gira sobre un defecto fatal, como los celos en Otelo (hacia 1604).

3. Fausto. La trama trata de una deuda que debe ser reparada, como en algunas películas de la mafia.

4. Tristán. Se fundamenta en el triángulo amoroso, como en Jules et Jim (1961).

5. Circe. Es la trama de la araña y la mosca, es decir, de un personaje que cae en las artimañas de otro, como en Las amistades peligrosas (Danguerous Liaisons, 1988).

6. Romeo y Julieta. «Chico conoce chica», como en West Side Story (1961).

7. Orfeo. Trata de un don perdido, como en Orfeo negro (Orfeu noir, 1959).

8. El héroe incontenible. Es la trama del superhombre y del superhéroe, como los personajes de Superman o Spiderman.

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