La actividad científica
consiste, en gran parte, en poner nombre a las cosas (primer plano, clímax, obturador,
atrezo, acotación, actante, encadenado...) y en clasificar (comedia, drama, largometraje,
cortometraje, cine infantil, cine español, cine para
mujeres, cine en color...). La primera actividad termina desembocando en el diccionario
de términos de una disciplina. La clasificación, en los catálogos. En las humanidades
a veces la actividad de clasificar se ha querido llevar al nivel de perfección
de las ciencias con su clasificación, por ejemplo, de los animales y las plantas.
Esto es, se ha querido determinar una
serie limitada de categorías donde entraría con total precisión cualquier película
producida o por producir. En realidad, son intentos fallidos, aunque tienen su
interés.
Por ejemplo, diversos
estudiosos han intentado clasificar los relatos por la formas de su trama, es
decir, en función de las decisiones tomas por el escritor sobre la fábula, los
personajes, la situación y el conflicto. Esas decisiones son como los hilos de un tejido: según cómo estén tramados la pieza de tela tendrá un aspecto diferente. La ventaja de efectuar una clasificación desde la trama (sin entrar a valorar la forma discursiva tan diferente que puede adoptar si esa trama es llevada al cine o se convierte en una novela, un cómic, etc.) es que esta clásificación se puede aplicar a cualquier relato independientemente de su manifestación expresiva.
En realidad, todo consumidor de
relatos podría ser capaz de establecer su
propia tipología en función del
número de veces que una determinada testura se repite: tramas de acción (el héroe debe resolver
un problema), tramas de maduración (el héroe se hace adulto o más experimentado
y más sabio), tramas de revelación (el héroe descubre o reconoce algo), tramas
de degeneración (el héroe fracasa y termina perdiendo sus ideales), tramas de
castigo (el héroe derrota y castiga al villano), trama cínica (el villano
triunfa sobre el héroe), trama sentimental (el héroe triunfa tras una serie de
desdichas), trama trágica (se produce un vuelco radical a peor en las circunstancias
del héroe), etc.
Tristán e Isolda |
Aquí vamos a enumerar diferentes tipologías basadas en criterios
de clasificación dispares: los arquetipos (en el caso de Rovy Johnson), el arco
de transformación, el punto final y la emoción (la clasificación de Friedman) o
bien la acción y el personaje (la tipología de Tobias). Dejamos fuera los motivos
centrales de Elisabeth Frenzel o las situaciones de Polti. Veremos que, en varios casos, algunas propuestas se repiten. Por
ejemplo, la trama de Maduración está en Friedman y Tobias. En otros casos, una
misma película, por ejemplo Robocot
(1987),
podría incluirse en categorías distintas, como el hombre artificial (Frenzel),
el héroe incontenible (Jonson), la trama de admiración (Friedman) o la trama de
metamorfosis (Tobias).
Lo importante es que, mientras los modelos de
la trama pretenden reducir todos los relatos a un mismo esquema narrativo (las
funciones, los mitemas, las etapas, los motivos...), las tipologías de la trama
que vamos a mencionar en las tres entradas de esta serie parecen indicar que
existen varias formas dentro del modelo, una veces contempladas como variantes
dentro de un tronco básico y otras definidas como formas diferentes. Pero aquí
no nos interesa el debate erudito. Lo importante para nosotros es que las
tipologías pueden utilizarse como herramienta a la hora de componer la trama.
Son una guía para dirigir el proceso de escritura (¿cómo escribir una trama de
maduración?) y son un instrumento de diagnóstico en el proceso de análisis que
toda escritura lleva implícito (¿qué tipo de trama he escrito?).
Los arquetipos de Rovy Jonson
Circe |
1. La Cenicienta. Trata de la
virtud ignorada y finalmente reconocida, como en la telenovela Betty, la fea.
2. Aquiles. Todo gira sobre
un defecto fatal, como los celos en Otelo
(hacia 1604).
3. Fausto. La trama trata
de una deuda que debe ser reparada, como en algunas películas de la mafia.
4. Tristán. Se fundamenta
en el triángulo amoroso, como en Jules et
Jim (1961).
5. Circe. Es la trama de
la araña y la mosca, es decir, de un personaje que cae en las artimañas de
otro, como en Las amistades peligrosas
(Danguerous Liaisons, 1988).
6. Romeo y Julieta. «Chico conoce chica», como en West
Side Story (1961).
7. Orfeo. Trata de un don
perdido, como en Orfeo negro (Orfeu noir, 1959).
8. El héroe incontenible. Es la trama del
superhombre y del superhéroe, como los personajes de Superman o Spiderman.
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