La expresión puesta en abismo viene del francés mise en abyme. Fue introducida en 1893
por André Gide para referirse a una técnica literaria que consiste en narrar una
historia desde distintos niveles narrativos. Esto es, una historia contiene dentro
otra historia, esta segunda contiene una tercera y así hasta el infinito, de ahí
que la expresión “abismo” aluda a una estructura que no podría tener fondo, como
las muñecas rusas, que contienen dentro de sí otras muchas muñecas o el cuadro
dentro del cuadro.
Un
ejemplo reciente en el cine es la película Gran
Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel, 2014). En ella una Lectora
(nivel 1) lee la introducción de una novela escrita por su Autor (nivel 2), en la
cual cuenta que, en los años sesenta, en el Gran Hotel, conoció a
un Inquilino (nivel 3) que le contó la historia de cómo en los años treinta, siendo
él botones de aquel lugar, el Conserje (nivel 4) le tomó bajo su protección y hasta
dio su vida por él, dejándole como herencia un Cuadro valiosísimo titulado “Niño
con manzana” (Nivel 5: pintura dentro del cine).
Y es que, en efecto, la técnica de la puesta en abismo permite
también jugar con el relato dentro del relato (Las mil y una noches; Don Quijote), el teatro dentro del teatro (Hamlet; Seis personajes en busca de autor),
el cine dentro del cine (La noche
americana; La mujer del teniente
francés; La rosa purpura de El Cairo), el teatro dentro del cine (Shakespeare enamorado; Vania en la calle 42), la carta dentro del cine (Carta de una desconocida), la película
dentro de la novela (El beso de la mujer araña), el videojuego
dentro del cine (eXistenZ), etc.
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